*Post creado por nuestro colaborador Jordi
Después de cinco años de nuestra visita, decidimos repetir como destino Lanzarote.
El recuerdo del viaje era muy bueno y el volver allí nos generaba ciertas dudas. No sería la primera vez que con ganas de recordar un viaje fantástico, la segunda experiencia acaba en decepción o desastre. Puedo asegurar que ese miedo a borrar recuerdos especiales hizo que la preparación de esta nueva visita a la isla fuese mucho más intensa por mi parte (suele ser mi pareja quien organiza todo en nuestros Viajes).
La idea desde un principio fue buscar salir de los circuitos turísticos habituales (las visitas a centros más conocidos ya estaban echas) y ello entrañó una búsqueda más meticulosa. De entre un montón de webs que visité, destacaría el blog secretosdelanzarote.blogspot.com que aunque no conseguía ser lo que buscaba, si que tiene ciertos lugares y detalles muy interesantes a tener en cuenta.
Sin más dilación empezamos a relatar este viaje de cinco días realizado la primera semana de Febrero de 2016!
Características generales del viaje:
Duración: 5 días (1 febrero – 5 febrero de 2016)
La temperatura nunca bajó de 17 o 18 grados (llegamos a bañarnos en la playa).
Trasportes: Vuelo directo BCN-LAN, traslados a hotel incluidos y alquiler de turismo (pequeño).
Viajamos con compañía Vueling con dos maletas de mano y una maleta facturada. El vehículo lo alquilamos por web a Cabrera Medina (si se reserva en Cicar u otras webs se encarece habitualmente el precio) y se podía pactar sin sobrecoste el recoger vehículo en el mismo hotel.
Alojamiento: Hotel en régimen media pensión.
Hotel Beatriz Costa&Spa (4 estrellas) situado en Costa Teguise. Se tiene que tener en cuenta que en la cena la bebida no esta incluida y se puede abonar entonces o al finalizar la estancia. Posibilidad de grupo de animación diariamente para niños y gente mayor. Ofrecen el disponer de una habitación de cortesía durante 1 hora el día que abandonas el hotel.
Día 1
Se iniciaba nuestro viaje con un traslado al aeropuerto en lunes, laborable, a las 8 de la mañana, así que el atasco en la ronda de litoral de Barcelona estaba garantizado. La previsión de ello nos hizo salir con mucho tiempo de antelación (una hora antes de lo habitual), y aun así una vez pasado el arco de Seguridad solo nos sobraron 15 minutos antes de embarcar.
Del viaje en avión no hay mucho que destacar: linea aérea lowcost. Como siempre que se viaja en este tipo de compañías, si te lees todo atentamente y no dejas nada al azar, todo va sobre ruedas. En este caso viajamos con Vueling y trato en todo momento fue correcto.
El hotel está un poco apartado de la zona más turística de Costa Teguise y con ello se gana en tranquilidad, pero para cualquier cosa has de coger coche. El trato del personal muy correcto aunque las instalaciones empiezan a estar un tanto anticuadas (supongo que cuando finalicen las obras en la zona de piscina estarán mucho mejor). Destacar que en el interior tienen un par de tiendas donde puedes conseguir souvenirs a muy buen precio y calidad. Por la tarde, justo antes de cenar, ponen en funcionamiento una zona de bar-cocteleria donde por un buen precio puedes tomarte un combinado en una ambiente al más puro estilo “hawaiano”.
Una vez instalados y siendo las 14:00 horas, fuimos a pie hasta el centro de Costa Teguise para comer algo. Elegimos un restaurante de nombre “El Guachinche de Luís”, esta en avenida islas canarias en el mismo Costa Teguise , justo al lado de la oficina de correos. Si se va con la idea de un guachinche típico de Las Palmas falla la cosa. Si se busca un lugar donde comer algo de “cocina de mercado” la cosa está más que correcta. Lo que nos hizo decantarnos por él fue el ver comiendo de menú trabajadores de mantenimiento del ayuntamiento de Teguise (siempre es sintomático de buena cocina). Por menos de 15 euros por cabeza tienes dos platos generosos, bebida, postre y café. La verdad es que salimos encantados del lugar y con las pilas recargadas después de todo el ajetreo del madrugon y el vuelo.
Después de recoger el coche de alquiler destinamos parte de la tarde a realizar unas cuantas compras “de supervivencia” (agua, crema solar,...) y cuando ya se estaba haciendo de noche, nos dimos una vuelta por el paseo marítimo de Playa Honda, al sur de Arrecife. No buscábamos nada en concreto, simplemente estirar las piernas.. Pensábamos que estaría más masificado al ver que a 500 metros se anunciaba un centro comercial, pero no fue así. Es una zona de casitas bajas y repleto de gente que practica running. Muy recomendable pasearse tranquilamente una vez se ha ido el sol y ver el espectáculo de luces del aeropuerto y sus aviones llegando o despegando.
De vuelta al hotel, cenamos y nos fuimos pronto a dormir para poder aprovechar el día siguiente al máximo.
Día 2
Madrugamos como teníamos previsto, desayunamos fuerte y antes de las nueve ya estábamos en la carretera.
La primera parada del día fue en playa los Mármoles. Esta situada en una zona industrial junto a la la carretera de “Las Caletas”, vía que une Arrecife con Costa Teguise. Se trata de una pequeña cala paralela a la central de Aguas de Arrecife. Allí se encuentra un “barco fantasma” barado a pocos metros de la arena. Sabíamos de él hace tiempo y cuando iniciamos la búsqueda por webs antes del viaje vimos claro que no podíamos perder la ocasión de verlo de cerca. La información sobre el buque dice que se trata de un barco maderero que viajaba a Senegal y en un temporal a finales de siglo pasado quedo barado y hasta la fecha nadie lo ha movido (o querido mover). Como era de esperar, está muy oxidado y raramente no encuentras algún grupo de submarinistas cercanos a él.
La siguiente parada sería en la urbanización Los Cocoteros. Está situado al norte de Costa Teguise, en el municipio de Guatiza. Para llegar allí se ha de entrar en la misma población de Guatiza y seguir las indicaciones, que por suerte son numerosas. La urbanización está en la costa y dispone de una piscina de agua marina que por desgracia en el momento de nuestra visita se encontraba casi vacía. Nos explicaron que en épocas de baño con más calor, aprovechando la marea, la llenan para su uso público y los niños disfrutan muchísimo de ella.
Cruzamos la urbanización por la calle orégano y donde finaliza la misma aparcamos el vehículo. Allí encontramos un monolito en recuerdo del los inmigrantes fallecidos en el naufragio de un cayuco hace años.
Es en dicho punto donde iniciamos una pequeña caminata paralela a la costa sentido norte. Por ese camino de tierra no apto para vehículos, pudimos fotografiar la belleza de la costa volcánica de la isla en zonas como “La caldera del agua”.
El camino nos llevó a bordear la finca de “Los Barranquillos” y de allí hasta nuestro objetivo, una piscina natural a la altura de “Punta Abrigada”. No acompañaba la temperatura y tampoco creo que nos hubiésemos animado a ello, pero en nuestra preparación de viaje llegamos a leer que se puede bajar hasta ella (habrá una caída aproximada de 7 a 8 metros) aunque no es fácil conseguirlo. El camino seguía pero al no disponer de calzado adecuado decidimos volver.
Nos trasladamos hasta la población de Haría, la cual habíamos visitado la otra vez en día de mercado. Poder disfrutar de su paisaje, “el valle de las Mil Palmeras” y sus callejuelas semi vacías, es altamente gratificante. Es sorprendente como cambia el pueblo sin mercado, podríamos decir que parece otro distinto.
Se acercaba la hora de comer y pensábamos comer en el restaurante “El Amanecer” de Arrieta. Así que pasando por la misma puerta de la “Cueva de los Verdes” y “Los Jameos del Agua” buscamos la costa Noreste. Era una apuesta segura, ya que en la anterior visita disfrutamos de una parrillada de pescado en su terraza. Pero la cosa se torció al llegar. Es un restaurante muy recomendado de la zona (llegamos a verlo nombrado incluso en una de las revistas del avión!) y al ser bastante económico en día laboral lo encontramos con un tiempo de espera para comer de más 45 minutos. Posteriormente la vendedora de la tienda de hotel nos comentó que de lunes a viernes se ha de llegar muy pronto por la gran cantidad de trabajadores que comen siempre allí.
Dudando que hacer y con un poco de bajón, recorrimos la costa y llegamos a Punta Mujeres. A pie de playa paramos en el restaurante “El Pescaito”. El plato del día era una parrillada para dos de pescados de la zona. Con una ensalada a compartir y una Cerveza, disfrutamos de una comida fantástica. Y si no hubiese sido poco, los postres fueron también de diez. El punto curioso es que en la zona interior del local, disponen de una piscina ambientada de fondo marino en la que tienen centollos, cangrejos,... Estoy convencido que solo por eso, si se viaja con niños recordaran el sitio!
Queríamos pasar una tarde tranquilita y decidimos desplazarnos a la zona de noroeste de la isla. Pasamos por “El mirador del Río”, disfrutamos de las vistas de isla de La Graciosa y bajamos hasta Famara.
Nos pasamos un buen rato viendo a los surfistas tomar olas en un día de viento moderado y buen oleaje. El echo de estar sentado en la playa y notar el arena en los pies ya compensa. Para mi es una de las mejores playas de la isla.
Pasamos por el mismo pueblo de Famara y llegamos hasta la zona del ressort de “La Santa”. De allí fuimos circulando disfrutando del paisaje hasta llegar a Nazaret. Allí visitamos la cueva de Lagomar, una esplendida casa dentro de la montaña relacionada con el actor Omar Shariff y de la cual existen leyendas sobre una partida de cartas con su propiedad en juego. Cerraban al poco tiempo de llegar, así que dejamos para más adelante una visita más extensa.
El planing del día estaba más que cubierto así que nos acercamos a la zona más comercial de Puerto del Carmen y Playa Honda y así abastecernos de cosas que nos habíamos olvidado el día anterior al comprar y mirar si conseguíamos algún que otro souvenir .
Viaje de vuelta a casa para cenar y preparar el siguiente día.
Día 3
El tercer día lo queríamos destinar a visitar la zona sur de la isla. Era la zona más desconocida por nosotros y toda referencia a ella se limitaba a información muy genérica destinada al turismo de masas.
Como habíamos detectado que el café del buffet no era del todo de nuestro agrado, decidimos desayunar en el hotel y completarlo fuera. Así, el café lo echamos en un panaderia-pastelería en Costa Teguise. No consigo recordar el nombre, pero se encontraba a unos 50 metros de una taberna en la calle principal y estaba puerta con puerta a un supermercado.
Cargados de energías y viendo que el clima era muy favorable, decidimos ponernos un atuendo más playero y ponernos en ruta hacia el sur.
La primera parada fue Playa Blanca, concretamente en la zona de Marina Rubicón. Es la zona más turística en el sur de la isla. Aun así el paseo marítimo es una gozada y en él encontramos artistas callejeros que a nuestro entender merecían algún donativo generoso. Recorrimos el paseo disfrutando de sol, playa,... No visitamos ninguno, pero la zona de la Marina Rubicón existen diferentes cafeterías donde disfrutar de un buen desayuno.
Antes de mediodía ya pasábamos el acceso a Costa Papagayo. Este espacio natural comprende principalmente Playa del Papagayo (la más conocida y fotografiada), Playa Mujeres y Playa del Congrio. Allí disfrutamos un buen rato tomando el sol, dándonos un refrescante baño y realizando una de las fotos más típicas de la isla, Playa del Papagayo vista desde en “El Chiringuito”.
Sin opción de poder comer allí por la cantidad de gente que había, decidimos probar fortuna buscando un restaurante que nos recomendaron en el anterior viaje y no habíamos visitado. Solo sabíamos que estaba en una carretera secundaria, después de un puerto de montaña y a las afueras de Playa Blanca. No nos costó mucho encontrarlo y su nombre es “El Balcon de Femés”. Se encuentra en el pueblo con el mismo nombre, Femés, y poder comer en su terraza con vistas al mar es simplemente impresionante. La parrillada de pescado y ensalada fueron de nuevo los platos elegidos, y como siempre fue un acierto.
Después del café el destino era “Las Salinas”. Fotografías de rigor y carretera hacia el norte. Próxima parada “Los Hervideros”.
Nuestra visita a “Los Hervideros” tenia una carácter especial . En el anterior viaje habíamos sufrido un pequeño percance allí y prácticamente no lo habíamos visto. Había viento en la costa oeste, y “Los Hervideros” tenían un oleaje considerable. Maravilloso el espectáculo de espuma y agua contra el basalto.
Al salir de allí fuimos más al norte y nos topamos con el acceso al parquing del “Charco de los Clicos” cerrado. Pensando que quizá fuese algo menor pospusimos la visita hasta el día siguiente.
El resto de la tarde lo destinamos a disfrutar del paisaje camino al hotel y tomar algo antes de cenar .
Aquel día antes de dormir y haciendo zaping, descubrimos que en la isla existía controversia ante la próxima apertura de un museo submarino. No conseguimos entender donde estaba el lugar elegido, pero a nivel social el destino de la inversión económica pública ha creado malestar en la isla. Nosotros solo pensábamos: ya tenemos una excusa nueva para visitar la isla en unos años.
Día 4
Después de dos días de desayunar en el hotel, nuestro paso por el buffet fue mínimo y al poco de despertar ya estábamos en ruta.
El café lo echamos en “Pastelería Lolita” en la población de San Bartolomé. Se encuentra en medio del pueblo a pie de carretera. Acogedora y con buen trato por parte del personal, pasamos un rato agradable saboreando buen café y una pasta típica de la isla.
Nuestro objetivo en este día era cubrir el parque natural del Timanfaya. Así que visitamos primero de todo el “Centro de Visitantes del Parque”. Aunque ya lo conocíamos, queríamos hacer una parada rápida que acabó siendo de hora y pico. En la sala de audiovisuales vimos un par de documentales sobre la formación de la isla y flora-fauna, para finalizar en la simulación sonora de una erupción similar a la que padeció la isla. El adjetivo correcto para describir el centro es curioso, mucho más exacto que interesante, pero ayuda a hacerse la idea de como se origina y modifica la isla con el paso del tiempo.
Como era de esperar, el acceso al “Parque Natural del Timanfaya” estaba saturado de coches y autocares. Como deducimos que el tiempo de espera para volverlo a visitar era extremadamente largo, decidimos continuar hacia el sur.
Curioso ver el lugar donde se inicia el paseo en dromedario, hasta el último momento dudamos si hacer la ruta, pero al final únicamente nos fotografiamos con ellos y ya está. Por el precio que nos pedían, consideramos que la visita no es del todo desaconsejable, pero es una actividad 100% “guiri”.
Llegamos a la playa del Golfo. Con su arena negra, su playa es ideal para sentarse y sentir el agua en los pies. Una de las cosas más zen que recuerdo.
Desde allí, caminamos hasta el mirador de el “Charco de los Clicos”. Allí nuestras peores pesadillas se hicieron realidad al ver que la carretera cortada que habíamos visto el día anterior era por encontrarse en obras. Era imposible acceder a pie de playa y las fotos quedaron marcadas por las maquinas de obra pesadas.
El tiempo que faltaba hasta la hora de comer la destinamos en disfrutar de las vistas del “mar de lava” mientras circulábamos en coche.
Para comer queríamos probar un teleclub. Son principalmente centros culturales del pueblo donde hay un bar-restaurante. Por un precio más que razonable se puede comer un menú de comida típica lazaroteña. Pasamos por el de Tías, pero nos decidimos por el que habíamos leído que era más conocido, que se encuentra en Tao. Parrillada de verduras y pescado increíble. El lugar era más parecido en su exterior a una parada de autobús que a un restaurante y la decoración era escasa y parecía sacada de un capítulo de la primera temporada de “Cuéntame”. Si se busca glamour es la peor de elección. Si se busca un lugar para comer bien, ideal.
Iniciamos la tarde con una visita a la zona de La Geria. Uno se sorprende al conducir por una zona de viñedos tan particular. Visitamos el museo del vino de las bodegas “El Grifo”. Son las bodegas más antiguas de todas las islas canarias y una de las mas antiguas de toda España. Visitamos la antigua bodega, paseamos por la zona de cultivo y tomamos una copa de vino. La última parte viene incluida en la entrada del musen y se puede elegir entre los tipos de vino que tienen. Nuestras elecciones fueron semidulce blanco (ya que el diseño de la etiqueta era obra de Cesar Manrique) y seco blanco. El lugar de degustación dispone de un patio típico isleño, un lugar extremadamente tranquilo donde degustar tu elección.
Recorrimos toda la Geria haciendo fotografías. Viendo que era media tarde y no caía aun el sol, seguimos hacia el sur y visitamos punta Pechiguera. Es un lugar con un faro, al parecer abandonado, en una zona costera que debía ser complicada hace años. Allí pudimos observar el entrar y salir del puerto de Playa Blanca de los barcos que van en dirección Fuerteventura. Circulando por allí te das cuenta de la afectación en la zona de la burbuja inmobiliaria. Centenares de metros de cimientos de casas a medio construir y totalmente abandonadas.
De vuelta a casa paramos en la zona comercial de Costa Teguise y visitamos la zona más turística de la misma. La sensación de estar en un decorado levantado para la comunidad turistas es inmediata. Multitud de pubs británicos, bares con canales Deportivos en las televisiones y tiendas llenas de souvenirs. Cayeron cuatro cosas para familiares y nos fuimos al hotel para empezar a empaquetar la maleta.
Día 5
El vuelo lo teníamos sobre las 16:00 horas y los traslados venían temprano. Deambulamos por las instalaciones del hotel y acabamos tomando algo en cuanto vimos que teníamos las maletas preparadas.
Tuvimos suerte en cuanto al recorrido de los traslados, ya que estábamos en fiestas de carnaval. La combinación de calles cerradas con multitud de paradas en diferentes hoteles eso acabó convirtiéndose en un tour turístico por la ciudad de Arrecife. Pudimos ver el paseo marítimo, Castillo de San Gabriel,... No deja de ser una ciudad pero tienes cosas que vale la pena ver.
No llegamos muy sobrados de tiempo al aeropuerto, pero teníamos el suficiente para tiendear y encontrar alguna tienda interesante.
Como siempre, lo mas doloroso, el sentarse en la butaca en el avión de vuelta. Uno se da cuenta de todo lo vivido y lo bien que lo ha pasado. Aun estando allí, uno piensa en volver a visitarlo de nuevo.
*Post creado por nuestro colaborador Jordi
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clara dice
Muy buen articulo sobre lanzarote, pero en mi opinion una de las cosas imperdibles si vas a Lanzarote es la isla de la graciosa . Un fuerte saludo.