La Geria constituye uno de los paisajes agrarios más característicos y singulares de Lanzarote y, en general, de todas las canarias.
Los lanzaroteños supieron como aprovechar el terreno de arena volcánica (lapilli), emitidas por las erupciones de los volcanes de Timanfaya. Vieron como las plantas que habían quedado parcialmente cubiertas de esa arena (o picón como se le conoce en la isla), tenían un mejor desarrollo. Así que decidieron excavar en esta capa superficial, de unos dos metros y medio, hasta encontrar el suelo enterrado y realizar allí la plantación de viñas y, en general, de todo tipo de cultivo alimenticio.
Como en la isla hay mucho viento, los hoyos en forma de conos, ayudan a proteger del viento lo plantado. Aun para proteger más, algunos también construyen un pequeño muro alrededor en el costado que más afecta el viento.
Hoy en día, algunos agricultores han optado por plantar a lo recto porqué, se han dado cuenta que se aprovecha más el terreno y se puede cultivar más cantidad.
Las características del lapilli permiten mantener cultivos de secano, en una zona de escasa lluvia, correctamente hidratados. Esto es posible gracias a que esta arena volcánica posee la capacidad de absorber y conservar la humedad, tanto de la lluvia como la ambiental (rocío de la mañana y humedad de la noche). Además, el picón evita las pérdidas de agua por evaporación, y mantiene la constante la temperatura de la tierra vegetal.
El cultivo que más encontramos y más llama la atención en la Geria son las grandes extensiones de viñedos, de cuyas uvas procede el vino lanzaroteño malvasía. Un vino blanco de tono dorado y fresco de alta graduación.
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